El reloj corre y los días pasan. Mientras la rutina sigue su curso los días las estudiantes tachan las fechas del almanaque pensando en lo que será una nueva etapa de vacaciones, en este caso, de invierno que está pronto s iniciarse en Argentina.
No todas las provincias tienen el mismo calendario, pero sí, cumplirán con el receso escolar entre julio y agosto. En este sentido, las familias planifican los días de descanso, hacen reservas en hoteles, contratan excursiones y organizan actividades para disfrutar de los días en los diferentes destinos turísticos.
Mendoza, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Río Negro y Neuquén son las principales provincias que, por la nieve, reciben más afluencia de turistas durante la temporada, pero, más allá de los lugares clásicos, hay sectores, algunos más cercanos que otros a las principales ciudades turísticas que ofrecen confort y calidez en medio de la naturaleza salvaje para descubrir lugares mágicos que parecen sacados de un cuento.
En lo más profundo de la montaña, donde el bosque se viste de blanco y la tranquilidad se mezcla con la adrenalina, se esconde uno de los secretos mejor guardados de Bariloche: La Cueva, una experiencia que combina aventura, paisajes patagónicos y alta gastronomía en un entorno completamente único.
Ubicada en el corazón del Cerro Catedral, a tan solo 19 kilómetros del centro de San Carlos de Bariloche, La Cueva es mucho más que un restaurante de montaña. Es una experiencia inmersiva para los sentidos, ideal para quienes buscan escaparse de lo tradicional y vivir el invierno de una forma épica.
Desde el primer momento, la aventura comienza con una travesía en motos de nieve o cuatriciclos especialmente adaptados para la nieve. El recorrido atraviesa bosques de lengas cubiertos de blanco, alcanzando miradores naturales a más de 1400 metros de altura, con vistas panorámicas que cortan la respiración.
Ya sea al atardecer o bajo un cielo estrellado, el destino final es siempre el mismo: La Cueva, un cálido refugio incrustado en una gran roca, donde el fuego y el aroma a leña reciben al viajero. En su interior, se sirve una cena de cuatro pasos con auténticos sabores patagónicos, cocinados en horno a leña y acompañados por una cuidada selección de vinos.